Cada candidato puede resaltar lo que quiera de su personalidad, ejecutorias y programa. Pero la ciudadanía tiene derecho a evaluar si son verdaderas esas afirmaciones. Qué decir entonces de que Carlos Fernando Galán se autoproclame como “independiente”, y más en un país en el que se debate si los mismos con las mismas –¡como los llamara Gaitán ya en 1940!– existen o no y si han impedido el desarrollo nacional. En beneficio del voto ilustrado y libre, en el que cada uno decide según sus convicciones, hay que denunciar que estamos ante disfraz para aumentar su votación.
Es notorio que Galán no ha sido independiente de Peñalosa, porque fue decisivo en su elección –lo dice el mismo Alcalde– y porque un primo hermano y cuadro de Galán fue clave para que los bogotanos no pudieran votar, violándoles sus derechos, la revocatoria del peor alcalde de estos cuatro años en Colombia. Es tan nula su independencia de Peñalosa, que en nada cuestionó que la Alcaldía despilfarrara 11 mil millones de pesos en el famoso contrato con la Corporación Escuela Galán, diseñado, no para arreglar el pésimo servicio de Transmilenio que padecen los bogotanos, sino para engañarlos, cambiándoles “la percepción”, la idea, que tienen sobre él. Y se sabe que su programa de gobierno continúa con todas las malas políticas del alcalde vendedor de buses.
Cómo creerle la “independencia” que pregona Galán si 11 de sus 12 años de carrera política han sido bajo la protección y mando de Vargas Lleras, que lo hizo concejal de Bogotá, funcionario de Juan Manuel Santos, senador y presidente de Cambio Radical. ¿No fue Galán uno de los jefes de las dos campañas presidenciales de Vargas, con quien además apoyó los gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos? Y Cambio Radical, el partido del que Galán harto se benefició, ha sido tan clientelista como el que más y para rematar, a 2014, aparece con 18 congresistas condenados por parapolítica (!!!), de lejos más que ningún otro partido en Colombia. Que Galán se quedara en Cambio hasta junio de 2018 habla muy mal de su independencia política a pesar de que su partido fallara en algo tan grave como esto.
Galán respaldó a su copartidario en Cambio Radical, Néstor Humberto Martínez, a quien además alabó como Fiscal un año después de que estallara el escándalo de corrupción Odebrecht-Grupo Aval. También fue funcionario de la OEA en Washington durante la secretaría de Cesar Gaviria. Y no ha sido siquiera un tris independiente frente a las políticas de libre comercio que tanto daño le han hecho a Bogotá y a Colombia, destrozándole su agro y su industria, disparando las privatizaciones, la corrupción, el desempleo, la desigualdad social, la deuda externa y el dólar, así como desnacionalizándole su economía. El cuadro de su falta de independencia lo certifica –esa es la palabra– el respaldo que le dio a Galán el periódico de Sarmiento Angulo, no sea que gane Claudia López, quien sí puede gobernar a Bogotá sin la tutela de los mismos con las mismas (bit.ly/2OF7B8g).
Y todo dice que la renuncia de Galán a Cambio Radical no obedeció a una posición de real independencia sobre los asuntos claves de Bogotá y el país. Las razones y el juego de su voltereta, de fervoroso vargasllerista a “independiente”, son fáciles de entender:
1. Galán no se inscribió para el Senado en 2017 porque Vargas Lleras, a quien daba él como seguro Presidente, le tenía reservado un cargo con más poder. 2. Ante el desastre de su jefe, se quedó sin empleo desde el 20 de julio de 2018, por lo que decidió volver a su ambición de ser alcalde de Bogotá. 3. ¿Pero qué hacer con el pesadísimo lastre de presentarse como candidato de Vargas Lleras y Cambio Radical? Simple. No pararse en escrúpulos y apartárseles, pero, eso sí, con el cuidado de unas formas tan suaves que les permitan gobernar juntos a Bogotá si Galán se sale con la suya. 4. Y ya entrado en gastos, tiene la frescura de autoproclamarse como candidato “independiente”, porque eso le facilita engatusar a más bogotanos, ciudad donde tantos no quieren el continuismo de Peñalosa y Vargas Lleras.
Son muchos los hechos que demuestran que es mentira que la candidatura de Claudia López sea peñalosista. Pero esos ataques sectarios sí pueden llevar a reelegir a Peñalosa a través de Galán, experto en acomodarse a todos los grandes poderes de Colombia. Quienes siguen con la candidatura sin ninguna posibilidad de Hollman Morris deben reflexionar, poniendo primero el interés de Bogotá y el de Colombia, y respaldar a Claudia López, la mejor candidatura y la única capaz de ganarles a los mismos con las mismas.
Coletilla. Los mismos que eligieron a Duque y respaldaron a Carrasquilla y al Fiscal Martínez en el Senado, sostuvieron en el puesto a la ministra del Transporte que intentó regalarles 600 mil millones de pesos a los bancos del Grupo Aval y que, al igual que Marta Lucía Ramírez, tampoco se declaró legalmente impedida para hacerlo (bit.ly/314Qhw0).
Bogotá, 11 de octubre de 2019.